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nadie es mas fuerte como el que sabe aceptar los acontecimientos

EL CUERPO HUMANO


El cuerpo humano es la estructura física y material del ser humano. El cuerpo humano de un adulto tiene 206 huesos, mientras que el de un recién nacido está formado por cerca de 300, ya que algunos huesos, sobre todo los de la cabeza, se van fusionando durante la etapa de crecimiento.
EL HOMBRE SUFRE ENFERMEDADES DE DISTINTOS TIPOS, COMO VEMOS EN LA IMAGEN ESTE TIPO DE ENFERMEDAD SE LLAMA LEPRA QUE DESDE TIEMPOS ANTIGUO





 


Ninguna enfermedad deforma tanto al ser humano como la lepra. La Biblia ya la mencionaba, y según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hoy todavía padecen esta enfermedad unos 15 millones de personas en el Sudeste asiático (especialmente India), África, Centroamérica y Sudamérica. Anualmente hay alrededor de 400.000 nuevas infecciones causadas por la Mycobocterium leprae. Tras una fase asintomática de cuatro a diez años (período de incubación), produce mutilación y caquexia crónica. Para que el bacilo de la lepra se contagie, es necesario un contado constante y estrecho. La lepra es la enfermedad de los pobres, de la miseria. Los niños están especialmente expuestos.
La pérdida de identidad Principalmente se distingue entre dos tipos de lepra: la lepromatosa o cutánea y la tuberculoide o neuronal. La primera comienza de forma insidiosa con úlceras en la nariz y la frente, pérdida de cabello y formación de cicatrices hasta que la cara se vuelve irreconocible. Ésta toma rasgos leoninos, con la nariz inflamada y los labios abotagados, lo cual hace imposible distinguir ni la edad ni el sexo de la persona. Internamente, se destruyen las mucosas de la boca y la nariz, se pierden los dientes y la voz se vuelve ronca y nasal. Por su parte, la lepra tuberculoide evoluciona con hipersensibilidad, parálisis y, finalmente, pérdida de los dedos e incluso de las manos y los pies (Lepra mutilans). La putrefacción de los miembros suele ir acompañada de un hedor repugnante.
Lavarse es pecado La lepra penetró en el área mediterránea ya en la Antigüedad y en el siglo IV llegó a centroeuropa. La causa fue la creciente decadencia de la antigua cultura del baño. Mientras que la Roma pagana era conocida por sus termas, muchos cristianos consideraban pecado el contacto y lavado del cuerpo. Hasta que no regresaron los cruzados de Arabia, los baños no volvieron a ser populares, al menos provisionalmente; durante casi 1000 años la higiene del cuerpo estuvo mal vista.
Aislamiento de los enfermos El repugnante aspecto de los enfermos se considera a menudo una consecuencia de sus pecados. La Biblia ya prescribía su aislamiento y varios concilios eclesiásticos establecieron la exclusión de los enfermos. Hasta el siglo XI los leprosos vivían desterrados en chozas en el campo, a las puertas de la ciudad. En Alemania se les llamaba hermanos del cuerno, pues al mendigar debían avisar a los sanos del encuentro inminente haciendo sonar uno. Más tarde se les alojó en hospitales separados, las llamadas leproserías. En tiempos de penurias también se albergaron en ellas muchos simuladores que preferían mezclarse con los mutilados y malolientes enfermos de lepra antes que morirse de hambre pobres y excluidos. En el siglo XVIII se cerraron casi todas las leproserías, pero incluso actualmente existe un sanatorio en Eontilles, cerca de la Costa Blanca española, que acoge a unos 80 pacientes.


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